¿Quién dijo que no se puede luchar contra los genes? Un grupo de científicos de las universidades canadienses de McMaster y McGill ha descubierto que es posible modificar la influencia de un gen que está fuertemente asociado a una enfermedad cardiovascular mediante una dieta rica en frutas y verduras.
Se sabe que una mutación genética en el cromosoma 9p21 determina más probabilidad de padecer enfermedad miocárdica en el futuro. Además, influyen aspectos externos como la dieta, la actividad física y el consumo de alcohol y tabaco.
La primera parte de esta investigación consistió en confirmar la asociación del gen 9p21 con la enfermedad cardiovascular. Después, el equipo de investigación examinó cómo afectaba la dieta en el gen 9p21 a más de 27.000 individuos de cinco razas diferentes.
Concretamente, los que tenían una mutación en el cromosoma 9p21 y seguían una dieta pobre estaban predispuestos un 30% más a un episodio cardiaco. Con una dieta moderada, un 17%, y con una buena dieta, sólo un 2% por encima de aquellos sin riesgo genético (sin mutación).
Como ha argumentado el doctor Ordovás "Cuando la dieta es la adecuada, la mutación se mantiene 'apagada', pero si una persona con riesgo genético se alimenta incorrectamente, fuma, bebe o es inactivo físicamente, entonces, su riesgo cardiovascular despierta y se multiplica"
Esta relación entre genética y nutrición también se está estudiando en otras afecciones como obesidad, cáncer y, en general, enfermedades crónicas como la osteoporosis.
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