lunes, 7 de noviembre de 2011

Genética y Obesidad

      Un nuevo estudio sugiere que las personas genéticamente predispuestas a la obesidad pueden reducir las probabilidades de acumular peso y grasa si se mantienen físicamente activas.

       Tras muchos estudios, el gen asociado con la obesidad tiene un efecto 27% menos potente sobre los adultos físicamente activos en comparación con los sedentarios.

      Nos ha tocado vivir en un mundo digitalizado, en el que las nuevas tecnología nos han ahorrado mucho trabajo y esfuerzo, por tanto, el descenso de la actividad física es inminente. Sin embargo, tal y como indica la autora del estudio Ruth Loos (líder de grupo del Programa de Etiología Genética de la Obesidad del Hospital de Addenbrooke en Cambridge no hay que correr la maratón ni apuntarse en el gimnasio. Tan solo sacar al perro, ir al trabajo en bicicleta, subir por las escaleras... alrededor de una hora [de actividad] al día, cinco veces por semana, logrará el efecto que observamos en el estudio ".
             
   
       En definitiva, el grupo sostiene que el equilibrio del metabolismo hay que encontrarlo comiendo bien y no poco, por lo cual, no están de acuerdo con la promoción de dietas hipocalóricas, sino consideran que el camino a una sociedad menos enferma de obesidad es el incentivo a la actividad física sumado a una dieta equilibrada y sana.

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